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12 de agosto de 2009

Lágrimas

Las lágrimas de San Lorenzo vuelven un año más. Cuando la cola del cometa Swift-Tuttle se acerca a la tierra, más o menos a la altura de la constelación de Perseo, se desata una lluvia de estrellas fugaces. Año a año, alrededor del 10 de agosto, San Lorenzo.

Y año a año, por descuidar la fecha, se me olvida. Pero no esta vez. Estoy prevenida, y sabiendo que dentro del pueblo no voy a encontrar ni un rincón sin farolas, mi padre (quien me inició en la astronomía) y yo nos cogeremos el coche y nos echaremos al monte, para poder verlas bien por fin.



Y pensando en las Perseidas me acuerdo de aquellos meses en los que se hacía de noche a las 9 de la tarde, los que pasamos los dos en la ventana, hablando por primera vez de estrellas tras cinco años, mirando al cielo, abrazados porque no quedaba otra (desgraciados de nosotros, ¿verdad?). Y sorprendidos por tener esa pequeña pasión en común y no haberlo descubierto todavía.
O aquella primera mañana en la que despertamos juntos, con un mensaje del Grupo Ío, diciéndonos que nuestra visita a las estrellas se cancelaba. O las ganas que tengo de llevarte al planetario. O a un sitio sin luces, para poder explorar juntos las constelaciones que se nos resistan.
Cariño, este año no veremos las Lágrimas juntos, pero quedan muchas colas de cometas que destrozar en la atmósfera. Y quiero que sepas que estoy deseando poder volver a ver juntos las estrellas, volver a abrazarte por la noche mientras las constelaciones y galaxias y nebulosas y planetas y cometas y el Universo gira alrededor de nosotros.

1 comentario:

A. Sunrider dijo...

jo, mi amor, eres tan linda... Y te echo tanto de menos...

Me dejas sin palabras :$