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15 de noviembre de 2009

A Coruña-Vigo-Lisboa

A medio camino de Vigo, desde Coruña, y con ya media hora de retraso en el tren, nos llamó al móvil un número extraño. A los pocos tonos colgó, y nos mandó un sms en cambio. Era de parte de la pensión que teníamos reservada en Lisboa para los dos días, que “por favor miren el mail”. Bien empezábamos el viaje, en un tren con un retraso que nos podía joder el siguiente enlace a Porto (y solo hay dos diarios, cogeríamos el último) y con una reserva que tenía un problema desconocido, y no teníamos internet para saber qué era. Como en casi todos los lugares públicos de Coruña hay wifi libre, pensamos que quizás en la estación de tren de Vigo también tendrían. Error. Había, pero de pago (los muy cutres…).
Junto el retraso de una hora del tren y reclamar en Atención al Cliente (si un tren Renfe se retrasa más de 45 minutos te devuelven el 25% del importe del billete) solo nos quedaban unos 15 minutos para que el tren internacional saliese, no había tiempo de ir a buscar un ciber o algún sitio con internet.
Cabreados con el mundo, entramos a un tren cotroso para ir dando tumbos unas cuatro horas más. Saqué mi Peribáñez y el comendador de Ocaña y me lo leí prácticamente entero, mientras mi niño empezaba Drácula por milésima vez xD
A las 10 y algo de la noche llegábamos a Porto. Nos encontramos con una estación de tren sin terminar, sin carteles colocados, sin indicaciones, sin gente, a hormigón visto. Después de darle muchas vueltas, descubrimos que estábamos en un ala nueva que estaban todavía construyendo, la estación verdadera estaba un poco más atrás. Íbamos que nos meábamos encima, lo primero que hicimos fue buscar el baño. El baño era de pago. Probamos a ver si había wifi. No había wifi.
Teníamos varias horas antes de que el tren nocturno a Lisboa saliese, así que probamos suerte frente a la estación. Nos encontramos con muchos bares cutres y… una rotonda. Nada más. Fuimos a preguntar si en algún bar tendrían wifi, y de paso conseguiría mi primera lata de Sumol. Los recorrimos uno a uno, y no solamente no tenían, sino que nos ponían cara de “pero uno puede conectarse a internet sin cables? Y hay gente que lo pone en sus bares?”.

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El Porto que hay frente a la estación de tren (Campanha).


Desesperados y cabreados, entramos en un ciber que había en esa acera. Tenía unas máquinas tipo pinball o así en la entrada, unos 6 ordenadores, cuatro mesas de billar y un mafioso. Pagamos 1€ por media hora de conexión, por lo menos no eran unos ordenadores cacharros y las páginas cargaban más o menos rápido. El hombre que estaba allí nos atendió dentro de una pequeña cabina, rodeada de rejas, y a través de una ventanilla tipo cine: el cristal hasta la bandeja, para que no pase nada más que el dinero.
El mail de la pensión decía que estaban “de reformas” y que por eso no podríamos quedarnos las dos noches, pero que nos había conseguido sitio en otra pensión, con un descuento y tal. La primera pensión la habíamos cogido por su situación: al lado de la estación de la línea de metro que va directa al Parque de las Naciones, a donde llegaríamos en el tren y donde se haría el concierto; y lejos de los barrios que nos habían marcado como marginales. La segunda pensión no estaba lejos de otra estación de metro, pero tendríamos que hacer enlace para que nos dejase bien por la noche, si teníamos que coger un bus estaría más complicado, y estaba rozando los límites de los barrios marginales.
La aceptamos por falta de tiempo, y por no llegar a Lisboa por la mañana, cargando con las bolsas y cansados del viaje. Decidimos que si después de todo estaba bien, nos quedaríamos las dos noches que teníamos pensado, y si nos salía mal, una noche y a la siguiente nos iríamos a un hotel o algún sitio mejor.
Mientras yo comprobaba la calle y cómo llegar a la nueva pensión, mi niño fue al baño del ciber. Cuando volvió me dijo que había bichos corriendo por debajo de la puerta, y me entró la urgencia por salir de allí xD En ese momento me fijé en que el hombre mafioso de las rejas había bajado la persiana para cerrar hacía rato. El mafioso, por ganarse el euro que le dimos nosotros, estuvo casi 20 minutos aburrido, mirando para un programa parecido a Menudas estrellas, con niños portugueses cantando canciones en portugués. No sé qué le hizo el mundo a esos niños para tener que escucharlos cantar. Como el futuro de la música portuguesa dependa de esos niños, seguirá siendo todo lo mala que fue hasta ahora.
Acabada nuestra lucha con las pensiones e internet, nos fuimos a la estación de tren de nuevo, a cenar la grandísima empanada que la madre de David nos hizo para el viaje, y para tomarnos nuestros primeros Sumoles =)
En la estación de tren de Porto, al igual que en los alrededores, solo había gente rara y amargada. Estuvimos un rato dentro de la estación, en la sala de espera, y mientras los taxistas de fuera se dedicaban a tirarse piedras, la mayoría chocaban contra las ventanas.

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La estación de tren de Porto.


A la 1 y media de la noche arrancó otro tren regional, incomodísimo, para Lisboa. En verdad no estaba tan mal, tenía filas de tres asientos y yo cabía acostada del todo, y David más o menos (es muy alto xDD). Lo malo que tenía nuestro vagón eran unas portuguesas verduleras y maleducadas que no entendían que era de noche y que la otra gente del vagón quizás querían dormir. Cuando el sueño me venció y me tumbé (sería la última del vagón, salvo ellas) seguían levantando la voz y hubo que llamarles la atención.
Después de casi 6 horas de viaje, llegamos con un cuarto de hora de retraso a Lisboa.
Todavía era de noche, vimos amanecer mientras desayunábamos en la estación de tren.


Porto es una mierda.
Mañana, estancia en Lisboa =)

1 comentario:

Isi G. dijo...

Vaya comienzo del viaje!!!! A la gente verdulera se le conoce en mi tierra como "merdellones" (del francés "merd de gens"=mierda de gente) xDDDD

Besotes^^