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20 de diciembre de 2010

Tenemos lo que nos merecemos

No suelo hablar de política. Quien me conozca puede saber más o menos por dónde van mis tiros, pero es raro que hable abiertamente del tema. Creo que realmente nunca he dicho en voz alta “yo soy de/yo soy…”. Pero eso no quiere decir que no me importe el tema, o que no lo siga, ni que tenga claro qué pienso al respecto.
Que no me declare abiertamente quizás también me da más facilidad a no serle fiel a un partido, color, o político. Desde que me entero más o menos de cómo va la cosa hasta ahora, creo que alabado a quien quería alabar cuando quería hacerlo, y poner a quien creí necesario a caer de una burra, sin importar las siglas que tuviera detrás.
De lo que sí me quejo abiertamente y bastante a menudo es la masa social que actúa en conjunto, habitualmente de la manera menos inteligente posible. Creo que a estas alturas poca gente de la que me conozca no sabe mis deseos de largarme de este país e irme a vivir a otro, incluso otros. Desde hace muchos años veo que España va cayendo en picado, y esa gran masa social que se mueve en conjunto parece que no solo no le importa que esto pase, sino que se regodea en ello y de vez en cuando se permite aplaudir.
Desde que se puede decir que tengo conciencia política, mis suspensos (como en las encuestas que pasan en los telediarios) no son para los políticos, sino para la gente. Tenemos lo que nos merecemos. Protestamos, pero no nos molestamos ni arriesgamos demasiado en hacer cosas para cambiarlo. Y así ha sido desde la primera edición de Gran Hermano. Ohh, vaya mierda de programa! Pero voy a verlo, que sino mañana no tengo de qué hablar.
Y si hoy voy a publicar mi primera entrada con contenido político explícito es porque mañana se va a hacer uno de los grandes atropellos a la democracia desde que yo recuerde o sea capaz de recordar. Creo que a estas alturas de día no haga falta que recuerde que dentro de unas horas se va a votar sin debates (o eso dicen los medios, no sé exactamente cómo se aprueban las leyes) una ley que trae de regalito el control parcial de gran parte de internet, conocida como Ley Sinde.
¿Y nosotros qué hacemos? Un grupo de trolls hacen lo único que saben hacer: petar webs. A ver, ¿realmente creéis que a los partidos políticos les va a importar que los saturéis a mails, les hagáis reventar las webs? Lo único que vais a conseguir es molestar a los pobres becarios que tendrán que mantener orden en todo eso. ¿Creéis que los políticos españoles saben usar internet? Internet será vuestra vida, pero desde luego a ellos les importa poco.
Otros grupos de gentes incitan a hacer manifestaciones, a “rebelarse” de forma pacífica. De momento yo no he visto una sola convocatoria de manifestación seria, legal y bien organizada, con unas asociaciones o instituciones que la apoyen por detrás, convocada. Pequeñas juntanzas en sitios conocidos de cada ciudad, como mucho. Y como los españoles también pecamos de aires de grandeza y pensamos que con el Tuenti podemos cambiar el mundo, al día se crean y se distribuyen cientos de eventos citando a gente en diferentes puntos de cada ciudad, cada uno a una hora y un día. A una manifestación ilegal, en la que vamos a ser cuatro tontos, y que no va a estar organizada y no va a hacer eco, no me molesto en ir. A un buen follón, bien organizado, legal, planificado, y con una institución seria detrás de apoyo, yo me apunto sin pensarlo. Incluso cojo autobuses, me desplazo a Santiago, Salamanca, incluso Madrid. Pero para ser cuatro delante del Obelisco de Coruña para sentirnos revolucionarios sin estar realmente haciendo algo... no.
Y a todo esto, este boom de quejas, eventos, blogs hablando cientos de líneas sobre el tema y tal… llegan el día anterior a que se vote la Ley. Hubo protestas hace un año, cuando salió la propuesta. Al mes se había olvidado el tema, y ahora que aprieta el tiempo (siempre dejando las cosas para el último día) todo el mundo se queja y se lleva las manos a la cabeza.

¿De verdad pensáis es que es así cómo se tienen que hacer las cosas?

Porque a todo esto, hay otra reforma que será importante, que nos va a afectar a todos bastante más que cierren seriesyonkis (y personalmente estoy deseando que se muera ese lugar), y nadie dice nada. Nadie hace nada, más que los que tienen que decir algo porque les pagan para que lo hagan, como son los sindicatos, y sin demasiado fuelle. Congelan las pensiones, bajan el sueldo a los funcionarios, pretenden subir la edad de jubilación… y nos quedamos sentados en el sofá de casa. Se convocan huelgas generales y no va nadie a las manifestaciones. Señores, que los que os quedéis a vivir en España vais a tener que estar trabajando hasta los 67 años. Pero claro. Ahora tenemos 20, 30 años, ahora no nos afecta directamente. Ya nos quejaremos cuando el día anterior a cumplir los 65 nos demos cuenta de que tenemos que estar currando dos añitos más. Llevamos ¿cuántos ya? ¿3 años de crisis? ¿Y cómo intentamos protestar y pedir soluciones? Espera, llamaré a Callejeros para que me saquen en el programa y dar penita, o mejor incluso, escribiré un comentario en algún periódico digital diciendo que toda la culpa la tiene Zapatero. Pero hacer una manifestación, hacerme escuchar, crear un caos tan gordo que el Presidente del Gobierno no pueda dormir de ansiedad, provocar dimisiones de los ministros que no lo están haciendo bien... ¿para qué?
En Inglaterra, suben las tasas universitarias y casi le prenden fuego al Parlamento. En España implantan Bolonia, y después de pegar muchos carteles (el curso anterior a que se instaure, cuando lleva años aprobado el nuevo plan de estudios) y decir “Bolonia es una mierda”, los grupos estudiantiles se van de botellón.
En Francia intentan hacer una reforma de las pensiones parecida a la española (aunque suben la edad de jubilación a los 63 años) y hay un caos generalizado en todo el país durante casi una semana. En España se convocan dos huelgas generales espaciadas 3 meses o más y la gente prefiere ir a trabajar y permitir que sigan aprovechándose de ella.

Tenemos lo que nos merecemos, señores. Con la diferencia de que vosotros tendréis que sufrir a este país muchos años más que yo.
No sé qué pasará mañana, pero rezo para que haya un milagro y la cordura se haga oír. Por lo menos hasta que me dé tiempo a escapar, porque esto cada vez tiene menos arreglo.

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