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24 de octubre de 2012

Nemesis

Aún me acuerdo de aquél momento. Tenía 15 años, y estaba dando vueltas por mi habitación. Probablemente recogiendo el desastre en la que la tenía convertida. En una mesa, tenía el casette con uno de los discos recopilatorios de música que me regalaba una revista de rock que compraba habitualmente.
La primera canción no me gustaba, y la pasé. Luego tenía tres canciones melódicas antes de tener que volver a pasar otra de esas canciones que eran solo gritos y ruidos.
Me entretuve con algo, las tres canciones pasaron más rápido de lo que esperaba, y llegó esa cuarta canción que por costumbre pasaba. Pero tenía las manos ocupadas en algo, y dejé que sonase.
No me gustaa de principio, siempre escuchaba los tres o cuatro primeros segundos, notaba esa onda sonora, de ruido casi, y la pasaba. No me gustaba la música con gritos, era solo ruido. A mí me gustaba la música, no el ruido.
Pero esta vez escuché algo más. Había una guitarra, con la melodía que me atrapaba. Se notaba de fondo, aparecía de vez en cuando, pero destacaba encima de los gritos. Y hacia el final de la canción, se apagó el ruido y esa guitarra destacó en un solo que me dejó quita, escuchando. Dejé de hacer lo que estaba haciendo. Los gritos se unieron en la melodía en el siguiente estribillo, y luego volvió la guitarra, más y mejor aún.
Mientras sufría por primera vez un principio del síndrome de Stendhal, se acabó la canción. Y me dolió que se acabase. El disco quería seguir con las canciones melódicas, pero puse de nuevo esa última canción. Quería volver a escuchar esa guitarra.
Y así es cómo conocí a Nemesis.




Hoy, casi 7 años completos después, voy a estar a metros de Arch Enemy. De nuevo, aunque lo estoy viviendo como si fuese la primera vez. Y no dejo de pensar en qué va a pasar cuando tenga frente a mí a Nemesis, imprescindible en mi vida desde aquella primera escucha, cuando sentí por primera vez estar conectada a algo mucho más grande. Que escuchar y entender aquello (la belleza bajo el ruido) me hacía parte de una minoría, una minoría con mucha suerte, y que aún hoy no deja de darme alegrías y sorpresas.

One for all, all for one.
We are one, we are Nemesis.

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