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24 de agosto de 2013

Resurrection y resurrección, pt.II


Vuelvo a seguir contando cómo fue la aventura del Resurrection. Habíamos quedado en la primera noche, después de la salvajada que fue el concierto de Lamb of God, Gerardo fue en busca de una fuente para sacarse toda la tierra de encima, y tras montar un barrizal en sus propias piernas y en la toalla, nos fuimos a descansar.
Por cierto, reportaje de Metalovisión sobre el primer día del festival:


Caímos dormidos en menos de dos minutos, y no despertamos hasta la mañana siguiente; dormimos todo seguido a pesar de dormir en el suelo y compartiendo un saco a modo de edredón.
Por la mañana, desayunamos y fuimos a la ducha. Como era relativamente temprano y el camping todavía estaba durmiendo (porque tras el concierto de Sylosis, que acabó a las 4, la fiesta continuó), pillamos agua caliente en las duchas y por lo menos en el baño de chicas no había cola.
Luego nos volvimos a la tienda y, “sin querer”, nos volvimos a quedar dormidos durante una hora más. Y luego ya nos pusimos en marcha.
Después de dormir un rato más, tocó ordenar la tienda antes de salir a buscar comida. Doblando la ropa del día anterior y separando la “ropa radiactiva” del concierto del día pasado, me di cuenta de que la camiseta de Gerardo tenía sangre a la altura de un hombro. No gotas ni mucha, más bien como si alguien anduviese con un labio sangrando y se hubiese chocado contra él... pero alguien andaba por allí con la cara partida. En los comentarios de Youtube de un vídeo de Lamb of God vi a un tío decir “a mí se me abrió el labio con un codazo que no vi venir”. Probablemente la sangre era suya xD
Mientras yo estaba fuera de la tienda y Gerardo dentro ordenando sus cosas, vimos por primera vez a los que teníamos en una tienda que montaron a nuestro lado. No sé si suerte, casualidad o cómo fue, pero teníamos como vecinos a David Sobrino y al equipo de Metalovisión que fue a cubrir el Resu. Cuando lo vi salir de la tienda instintivamente lo saludé y él se quedó como “ehhh... hola” xD

Ese día volvimos a comer empanada. A mí me da igual repetir empanada todos los días que sean, pero tenía miedo de que a Gerardo no. Pero también le daba igual, y no le parecería suficiente, como vimos unos días más tarde, cuando fuimos a Santiago, cuando volvió a pedirme comer empanada cuando podíamos ir a cualquier otro sitio y comer de plato.
Después de comer fuimos en busca de los otros de Castellón, que estaban más o menos despiertos y vivos. Comentamos el día pasado con ellos, y hubo opiniones enfrentadas en cuanto a Trivium: estábamos los que nos habíamos aburrido y pensábamos que no se esforzaron en tocar, y los fans que era la primera vez que los veían y decían que les habían encantado.
Ellos hicieron sus planes para la tarde que iba a empezar pronto, pero eran diferentes a los nuestros, así que volvimos a ir por nuestra cuenta. Nosotros queríamos subir a tiempo de ver a Vita Imana, poco después de las 5 de la tarde, y ellos subirían un poco más tarde.

Así que a las 4 nos pusimos en marcha. Llegamos al recinto con antelación y nos dio tiempo a coger buen sitio. Escuchamos desde lejos a Violent Eve y me dije mentalmente que tenía que escucharlos tranquilamente en casa (otro grupo de Sobrymusic con un par de miembros de Skunk que nunca había escuchado). Conseguí sitio en las vallas, y esperamos a Vita Imana.
Qué ganas tenía de verlos. Cuánto tiempo esperando para verlos, y poder hacerlo con Gerardo a mi lado agarrándome fue mucho mejor de lo que hubiese esperado. Fue un concierto cortito (apenas 30 minutos) pero muy intenso. Hubo de todo, desde cantar/gritar, algún pogo, un wall of death, Javier Cardoso que bajó al público y se metió en medio del lío... y Un nuevo sol. La canción gracias a la que nos conocimos y que, por suerte, no puede faltar en un concierto de Vita Imana.
Estamos a la derecha de la foto, delante de las vallas (esa cabeza bajita, y Gerardo justo detrás de mí) (click para agrandar):

La sensación al terminar el concierto fue como la de Lamb of God: dolor, cansancio, el saber que te lo has pasado muy bien, pero no saber exactamente qué ha pasado. Fuimos a por reservas de agua y descanso, y como empezaba a tocar un grupo que yo quería escuchar en directo, pero no vivir desde delante, nos sentamos en la hierbita a escuchar a Nao. No me decepcionaron pero no fueron todo lo que esperaba que fuesen, y tras reponer fuerzas nos fuimos al puesto de merchandising oficial.
No trajeron tallas pequeñas de las camisetas de Vita Imana, pero por fin conseguí un Uluh original. Después de intentar conseguirlo de diferentes maneras, de haber fallado los dos conciertos de Galicia y de que mi pago por la review en Thedrinktim nunca llegó, por fin lo conseguí. La camiseta tendrá que esperar a otro concierto en el que estén solos. Y Gerardo también se cogió uno para él.
Para nosotros, lo más intenso de ese día ya había pasado. Por sugerencia mía luego fuimos a la carpa a saltar un poco con Lendakaris Muertos, y mientras no empezaban, escuchamos a Dawn of the maya desde allí, que acababan de empezar. Antes de empezar en la carpa, nos cruzamos con el novio de una excompañera de piso mía, la única con la que me llevé realmente bien. Nos saludamos brevemente y él se fue con su grupo. Escuchamos a Lendakaris desde la carpa mientras no hubo demasiado polvo y luego salimos.
Estábamos esperando a la firma de discos de Vita Imana. Habíamos leído en internet que iban a hacer una, pero no sabíamos dónde ni cuándo. Por el recinto vimos al grupo y los fuimos persiguiendo hasta que se quedaron reunidos en una esquina, nos quitamos la vergüenza y fuimos a saludar. Conseguimos hablar unos 5 minutos con Javier Cardoso, aunque la impresión y la vergüenza nos impidieron darle las gracias de verdad por lo que hicieron por nosotros sin darse cuenta. Para la próxima no falla, lo juro.
Dimos por supuesto que no iban a hacer firma de discos, y nuestra sorpresa que la hicieron un rato después, cuando nos habíamos ido. De todas maneras, no teníamos cámara de fotos para sacarnos foto con ellos, y tenemos una excusa perfecta para volver a verlos y volver a hablar con ellos.
Fuimos a merendar/cenar algo. Gerardo cogió pasta vegana y yo unas patatas. Éramos unos falsos veganos. Durante todo el fin de semana bromeamos con la idea de coger pasta vegana e ir al puesto de los chorizos a que nos pusieran uno troceado, pero al final no lo hicimos.
Cuando estábamos acabando nos encontramos con los amigos de Gerardo, que salían a coger comida a los puestos ilegales de fuera. Fuimos con ellos y luego nos acomodamos en un jardín que había y se nos fue el tiempo volando. Entre los diferentes temas que se tocaron estuvo el “por qué no hay casi tías, que no sea postureo, en el hardcore/metal?”, a lo que llevo respondiendo un par de días en mi muro de Facebook xD
Cuando nos dimos cuenta, corrimos hacia el recinto para ver a Exodus. Realmente, el thrash cada vez me aburre más, y aunque conocía el nombre, nunca había escuchado nada de Exodus. No tocaron mal, a la gente se la veía animada, pero en ningún momento tuve ganas de saltar hacia adelante a meterme entre la gente a correr.
Luego no sé qué hicimos, la verdad. Después de Exodus hicieron dos conciertos más en los escenarios más pequeños y luego salieron Slayer. Entonces descubrí que los grupos realmente grandes y míticos no me gustan en directo: me pasó lo mismo que con Europe. Me aburrí mortalmente y me decepcionaron en directo: volvemos al tema de que el trash no me atrae demasiado, y si lo juntamos con canciones de un sonido muy parecido y una interacción 0 con el público... para eso mejor lo veo en casa. No saludaban ni entre canciones, simplemente tocaban, paraban, empezaban otra...
El cansancio se empezaba a notar, y como los dos no estábamos aburriendo un poco, nos fuimos al bus para que nos devolviese al camping. Nos hubiera gustado esperar hasta las 4 de la mañana y ver a Display of Power, de los que le hablé maravillas a Gerardo, pero no hubo cuerpo. También me dio pena que él no viene a The Exploited, aunque dijo que no le importaba.
El camping estaba tranquilo, nos metimos a dormir y volvimos a caer rendidos a los pocos minutos.
Y el reportaje de Metalovisión del segundo día:

La mañana siguiente el plan fue casi el mismo: despertarse temprano, ir a la ducha de agua caliente, desayunar y volver a dormirse. Pero tras varios días de estar viviendo en el suelo, queríamos ir a comer a un sitio sentados en sillas, a poder ser acolchadas, y comer caliente. Pero no pudimos. Pateamos Viveiro, en busca de una mesa vacía (apenas eran las 2 de la tarde), pero no hubo manera. Los jevis cuando se hacen mayores se vuelven cómodos... y la comida de Galicia tiene buena fama por algo. Tuvimos que volver al camping y comer la media empanada que nos había sobrado del día anterior.
De nuevo, la tarde empezaba temprano para los dos. Rise to fall tocaban a las 5 y yo tenía ganas de verlos. Gerardo los había visto en el Costa de Fuego y había quedado impresionado, y a las 5 estábamos allí.
Me gustó el concierto y espero poder verlos conociendo sus canciones, porque por bien que toquen, me faltaba ese punto acabar de disfrutarlo. Pero con suerte, es un grupo que seguirá, que hará giras y podré volver a verlos.
Le siguieron los dos peores conciertos de todo el festival, los dos, tristemente, protagonizados por mujeres: We ride y El día de los muertos. En los dos, que fueron seguidos aunque en escenarios diferentes, cantaba/gritaba/loquefueseeso una tía. Y ambas lo hacían un poquito mal. Dice Gerardo que no me escuchó gritar durante Vita Imana u otros conciertos, pero espero que cuando yo grito, no suene como esas dos.
El concierto que más esperábamos del sábado era el de Toundra, pero antes de que empezasen nos acercamos a ver a Crisix, otro grupo de Sobrymusic, de thrash. De nuevo, el estilo no me entusiasma, pero su saber estar en el escenario, sus coñas, lo divertidos que hacen los conciertos lo compensaron y lo pasamos bien sin esperarlo.
Y luego, Toundra. Gerardo no los conocía, pero yo los llevo escuchando bastante tiempo y tenía muchas ganas de verlos en directo. Tocan postrock, o rock progresivo, instrumental. Es decir, no tienen voces y las canciones se basan únicamente en instrumentos, con los que crean pasajes y atmósferas especiales y únicas. Tenía miedo de que a Gerardo no le gustasen y se aburriese, pero por suerte me equivocaba.
Toundra tocaban en la carpa, y también esperaba que fuésemos pocos. Mi sorpresa (y la de todos, incluido el grupo) cuando descubrimos que la carpa estaba llena de gente. Y la gente le gritaba al grupo. Fue el concierto más especial de todo el Resurrection. No esperaba esa reacción del público, y creo que en realidad nadie la esperaba. La gente gritaba, saltaba, daba palmas... todos apretados bajo la carpa, escuchando al grupo y las canciones. Yo miraba para Gerardo y lo veía flipar como “pero qué bien suena esto”. El concierto se hizo cortito, porque apena les dieron 40 minutos de actuación. Pero cuando acabaron pedimos otra, aunque con los tiempos tan medidos no hubo suerte.
Salimos de la carpa encantados. El ambiente que se había formado, el buen rollo, la sorpresa del grupo al ver la reacción de la gente y sus caras de agradecimiento y de estar alucinando al terminar hicieron que fuese un concierto único, y completamente inesperado. Para Lamb of God esperábamos las hostias, para Slayer esperábamos cantidad de gente, porque siempre hay cosas que esperas. Pero no esperábamos esto.

Yo veía como Gerardo no recuperaba fuerzas tras la paliza de Lamb of God. Había estado dolorido y cansado desde entonces, y yo le veía en la cara que se le iban agotando las pilas definitivamente. Pero aún queríamos hacer un último esfuerzo: Killwitch Engage. Yo quería meterme entre la gente a saltar y a gritar, aunque tenía miedo de que se sintiese incómodo. Me dijo que no importaba, y que si no estaba a gusto se iría a un sitio más relajado. Creo que cenamos antes, pero no estoy muy segura; y nos fuimos a coger sitio para Killswitch Engage. No tanto como las vallas o como las primeras filas, pero sí en medio de la gente.
No recuerdo gran cosa del concierto, pero sé que lo pasamos bien. Saltamos, cantamos, dimos palmas e incluso se abrió un pogo bastante grande justo delante de nosotros. Luego se abrió otro a un lado y fue brutal cuando se unieron. Pero no nos llevamos empujones y golpes, aunque sí comimos algo de tierra y yo tuve el pañuelo puesto delante de cara casi la mitad del tiempo.
Al terminar, Gerardo estaba cambiado: decía que algo así animado era lo que necesitaba, y ya decidimos quedarnos hasta que el cuerpo no diese más, o por lo menos, hasta Bad Religion, los grandísimos cabezas de cartel.
Horas antes habían avisado de que anunciarían el cabeza de cartel del festival del 2014 antes del concierto de Bad Religion, y queríamos esperar por lo menos hasta saber quiénes eran. Pero cogimos un buen sitio y ya decidimos quedarnos durante el concierto.
Anunciaron a NOFX, entre gritos y saltos por parte de casi todo el público, y salieron Bad religion a tocar. Aguantamos casi todo el concierto, hasta que de nuevo el cansancio nos pudo, y cuando llegamos a la tienda en el camping decían por Twitter que el concierto estaba terminando ya.
No hay publicada todavía el reportaje del tercer día del festival :(

La mañana siguiente fue rara, como todas las mañanas de despedidas de festivales. La gente estaba dormida, pero recogía las cosas para llegar pronto a casa. Ya no había congas hardcore y la mayor parte de la gente que llevaban todo el festival cantando y gritando ya estaban sin voz. Desayunamos, recogimos la tienda y sobre las 12 y pico salimos del camping.
Cuando nos íbamos, Sobrino y Metalovisión quedaban despertándose, y aunque tuve muchas tentaciones de ir a hablar con él y contarle nuestra historia, al final no lo hicimos.
Comimos temprano en la cafetería de la estación de autobuses, y a las 3 de la tarde, un bus cargado con gente destrozada del festival salía hacia Coruña. Los conductores se portaron genial, y como llenábamos el autobús con gente que iba directamente a Coruña, nos hicieron un trayecto directo, sin paradas y sin rodeos. En vez de tardar casi 3 horas en llegar, tardamos una y media. Y el resto, una vez en Coruña, fue sentarse a esperar al bus que nos llevase de vuelta a Corcubión.
Y ahí se acabó el Resurrection: llegamos a mi casa, dejamos la tienda de campaña y los sacos y nos fuimos al hotel a seguir con la aventura de la Costa da Morte.

Es probable que repitamos el próximo año. A ver qué cartel traen, porque el festival, la organización, el ambiente y las instalaciones son una pasada. En ese sentido, el mejor festival al que he ido.

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